miércoles, 3 de septiembre de 2008

LOCURAS


El delirio
(...)Estoy casi en la orila de un río incognocible,
al borde de un camino que termina
y tengo, sin embargo, las manos de la aurora
que acarician candentes la piel de mi esqueleto.
como un escalofrío, una dulzura
de moscatel que empapa la lengua de este canto
que romperá la puerta cerrada de los días,
par alcanzar el mundo de las altas mañanas
con el hombre que llevo de pie junto a mi sangre
y el cielode mi infancia tumbado en una esquina.
José Portogalo

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